De nuevo Fredi estaba decidido a proseguir sus andanzas en pos de alcanzar el amor de Luci, aquella extraña muchacha que exigía de él un acto heroico y malvado para ofrecerlo al Príncipe de las Tinieblas.
Por aquel entonces se había iniciado un intento de democratizar a España, y el terrorismo etarra hacía de las suyas aprovechando la confusión de ciertos sectores del país que deseaban mantener el anterior sistema, y que no querían permitir que nuevos aires políticos deshiciesen lo que se había dejado "atado y bien atado".
Surgieron de la clandestinidad partidos como el Socialista y el Comunista, para desazón de algunos que pensaban en el regreso a la catástrofe de 1936.
Un grupo del País Vasco, simpatizante de ETA, consiguió en el Parlamento nacional, creado tras las primeras elecciones libres, ganar algunos escaños en el Congreso de los Diputados, lo que dio lugar a que el ex Ministro Fraga Iribarne dijese "Tenemos terroristas con representación parlamentaria".
Mi amigo Fredi no es que fuese tonto, pero era ingenuo; más de lo debido en vista de sus acciones absurdas para complacer a la amada Luci.
Pues bien, un día en que por motivos de su trabajo comercial pasó por una calle céntrica de una ciudad andaluza, vio en la puerta de un edificio de oficinas una pequeña placa donde aparecían las siglas "E.T.A." "Esto debe de ser una delegación por eso de las libertades actuales", se dijo Fredi. Ilusionado por la perspectiva de poder colaborar con los terroristas y así complacer a su adorada diablesa se dirigio al piso que se señalaba junto a la placa.
Allí fue presentado al jefe, un hombre cordial y animoso que le agradeció su visita y su deseo de trabajar con ellos. Para asombro suyo, fue admitido inmediatamente y se le ordenó un primer trabajo. Debía visitar a un número de agricultores industriales rurales de la provincia para formar un fichero con todos los datos posibles.
Así lo hizo Fredi, y en pocos días se presentó ufano ante el director, con la información requerida.
-- Le felicito. Ha hecho más indagaciones y más completas de lo que podía esperarse-- le dijo el jefe--. No obstante, veo que toma nota de cosas que no eran necesarias.
-- ¿Por ejemplo?-- preguntó Fredi.
-- Aquí dice número de miembros familiares, horas de entradas y salidas, aficiones, etc. No era necesaria tanta precisión.
-- Para que no tengan escapatoria-- apostilló Fredi.
-- ¡Hombre! ¡No es para tanto!-- replicó el jefe sonriendo.-- No es indispensable perseguirlos. Basta con mantenerse atentos a sus necesidades.
Al día siguiente el director le dijo a Fredi:
-- Le felicito. He recibido varias llamadas de empresarios agrícolas solicitando diversos tipos de bombas. Les ha caído bien, por lo que me han dicho.
-- ¿Piden bombas?-- inquirió Fredi-- ¿También ellos son colaboradores de la causa?
-- El hecho de pedirnos material los hace colaboradores nuestros. Por cierto, sería conveniente que mañana acompañara en la camioneta a nuestro equipo de montaje para probar un par de bombas.
-- ¿Probarlas?- preguntó Fredi.
-- Claro, hombre. La cosa no es tan complicada. Disponemos de mucha agua para hacer la demostración.
-- ¿Y la Guardia Civil?
-- La Guardia Civil no tiene por qué inmiscuirse. Tenemos nuestros papeles en regla.
-- Tal vez el ruido los alerte-- comentó Fredi.
-- ¿Qué ruido van a hacer? No más que el motor de un tractor.
-- Curioso. No sabía que actualmente se hiciesen bombas insonoras.
-- Pero ¿en qué mundo vive? Los motores de explosión son cada vez menos ruidosos.
-- Ignoraba que se usasen motores para explosionar una bomba....
-- ¿Explosionar? Nuestras bombas no necesitan eso. Funcionan con ruido discreto y, sobre todo, obtienen mucha agua.
De pronto, Fredi se dio cuenta de lo que se hablaba.
-- Perdone, jefe. Pero ¿qué hay entonces de nuestras acciones de guerra? ¿Qué derroteros ha tomado la ETA?
-- Pues las de siempre. Estudios y Tratamientos Agrícolas (E.T.A.) (1) está al servicio del progreso agrícola e industrial. Parece usted más despistado que un pulpo en un garaje.
Fredi deambuló aquella noche por las calles de la ciudad, y la policía le pidió la documentación, instándole a retitrarse a su domicilio. Al día siguiente emprendió rumbo al País Vasco.
(1) (La empresa E.T.A. existió realmente)
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