Quiero narrar historias con moralejas y sin ellas, así como expresar mis pensamientos sobre este mundo en que vivo a través de mis artículos de reflexión
CUENTOS POR CALLEJAS
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lunes, 3 de agosto de 2015
HISTORIA E HISTORIAS
"La Historia es maestra de la vida". Esta frase-que es también consejo-de Cervantes me impulsa a buscar hechos pasados que puedan ser la clave del presente y del futuro.
En principio, podría pensarse que es así en base a creernos lo que nos cuentan los historiadores... ¡Ah! Lo que nos cuentan. Es decir, fijémonos en la diferencia entre historia y cuento. En la sutileza de nuestra lengua la historia es una cosa y el cuento es otra. Y aún más "contar historias", con lo cual podría sugerirse una fantasía literaria. Bien, no quiero enrollarme, como vulgarmente se dice, pero me ha venido a la mente porque hace tiempo que narrar falsedades es juego común, supongo, en todos los países, y no es cosa de ahora, sino que viene de antiguo.
Y heme aquí, como un detective aficionado husmeando en las bibliotecas, tratando de dar con las verdades o, al menos, lo que más se parece a ello.
¿Y cómo se olfatean las verdades históricas? Hay que echarle paciencia a la búsqueda, hay que reflexionar sobre lo que se lee, hay que apoyarse en la documentación que se cita, y hay que usar un poco la psicología. Algo más que hacer queda, pero ya hablaremos en otra ocasión.
Para lo que hoy quería comentar citaré al autor francés Jean Sevillia, al que desconocía hata que el polvo que ocultaba su nombre en un libro se dispersó con la acción de mis soplidos y estornudos.
Algunos excelentes libros quedan en el olvido y la indiferencia, pero son como héroes anónimos que nos dan la sorpresa de lo desconocido.
Como el día 14 del pasado mes de julio era la fiesta nacional de Francia, he aquí que el reciente descubrimiento del citado autor fue muy oportuno para mi búsqueda de la verdad.
Resulta que el señor Sevillia, periodista de profesión, es también un hábil y concienzudo investigador de la Historia de su país con la honradez del científico que se atiene a la realidad de los hechos, y no a las fantasías de la propaganda oportunista.
Cuando estudiaba el Bachillerato creía que la Revolución Francesa fue un hito que inició la transformación de la sociedad europea e influyó en el resto del mundo.
Lo que nos creíamos principalmente era que el pueblo llano, los humildes, los trabajadores, hartos de los abusos de la Monarquía y de los aristócratas se sublevaron para construir un país más justo.
Pues yo ya había oído en alguna ocasión que aquella había sido una revolución burguesa.
La tal Revolución no tenía por qué haber sido tan sangrienta, pues Sevillia cuenta que hubo de 200000 a 300000 muertos.
Lo de la guillotina ya fue más civilizado, ya que se podían contabilizar mejor las cabezas cortadas. Y he aquí la sorpresa: el 31% fueron obreros y artesanos, el 28% campesinos, el 20% comerciantes, el 9% aristócratas y el 7% clérigos.
Alguien llegó a decir si aquella fue una revolución del pueblo o contra el pueblo.
Ya hemos visto, así, otra versión de la gloriosa Revolución Francesa iniciada en 1789. Habría más que decir sobre todo esto, mas lo dejaremos para otro momento.
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