CUENTOS POR CALLEJAS

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miércoles, 22 de febrero de 2012

SOBRE LA TIMIDEZ




Todo el mundo sabe lo que es la timidez, pero no todos saben que existe una timidez patológica, o enfermiza, o como se llame, que ocasiona tan graves problemas como una perturbación mental. De hecho lo es. Dice el doctor Juan Antonio Vallejo-Nágera que la depresión es como si a algún hombre cojo se le ordenara que corriese los 100 metros . Es absolutamente imposible.

Pues bien, la timidez se parece a la depresión, sólo que esta última es consecuencia de la primera. O sea, que al tormento inicial le sucede otro peor.

Esta explicación la doy porque yo fui víctima de las dos referidas patologías. Ni a un enemigo le deseo la desazón y el sufrimiento que hay que soportar. Es lo mismo que tener una invalidez que te frena y paraliza en las acciones normales de la vida. Relataré una anécdota.

En el edificio donde trabajaba vivía en el piso superior una chica con su familia. Era, sencillamente, una preciosidad. de cabellos rubios y celestial figura. Sus padres eran gente distinguida, y alguna vez vi referencias en la prensa.

Ni que decir tiene que me quedaba embobado cuando nos cruzábamos en el portal o subíamos en el ascensor. Además, podía balbucear un "Buenos días" o un "Buenas tardes".

Así que decidí escribirle una carta firmada con seudónimo. Pero respetuosa, y en ella le declaraba mi admiración y mi esperanza de hablar algún día con ella.

Tuvo que impresionarle algo mi amorosa misiva, creo yo, porque días después se paró en la calle y se quedó mirándome fijamente. ¿Cómo sospechaba que era yo el autor de la carta? Mi seudónimo no ofrecía ninguna pista. Esa intuición que las mujeres tienen en mayor grado que los hombres debió ser la causa.

¡Tierra, trágame! Pensé en aquel momento. ¿Qué hacer? Me hice el despistado, y continué andando.

En otras palabras, cometí una estupidez; una más, sobre las precedentes y las que le siguieron.

¿Cómo pude llegar a relacionarme normalmente con los demás? Pues como dijo un famoso orador británico: "haciendo el ridículo".